Él
está oculto en cada instrumento,
en cada canción y en cada melodía.
Toda la
creación refleja su gloria.
No existe ni una sola onda centelleante,
ni una
estrella encendida
que no le deba su esplendor a Su Luz.
Embriagada por el éxtasis entré por las puertas del templo de blancas paredes y en ausencia del cuerpo, de los afectos y de la mente, experimenté en forma directa eso que es la verdad, dejando de existir realmente la mente en si misma y todas sus sombras vanas e ilusorias.