En el
horizonte un sueño de cristal,
adornado
con rayos dorados de un eterno astro.
Un cielo
que se torna azul en principio.
Una tarde
que tiñe el paisaje en su ocaso,
Mientras se
muestra transparente en un momento.
Ella
permanece allí, pero lejos de ese instante,
si la vez
puedes sentir que no está allí.
Es su
presencia, sin la esencia de su ser,
Esperando
que toquen su alma con la Suavidad
del viento.
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