La verdadera magia está en todo aquello que sale de uno mismo, que proviene del toque divino que Dios nos dio, y puede causar diferentes emociones de corazón a corazón.
La magia está en la mirada que se transforma en un espejo y te deja ver todo lo que hay en el alma, te regala brillo y se delata si está llena de amor, o te revela un tono gris bañado por una lágrima que intenta disimular el vacío y el dolor que esconde porque ha perdido la calma.
La magia está en la sonrisa que sin ser ruidosa, tiene tanta fuerza y poder que se contagia.
La magia se siente y se transmite en el abrazo que sana heridas, calma el dolor y ofrece el calor que se desprende de quien lo da para aquél que lo recibe sin condiciones.
La magia está en el amor que cura, perdona, repara y salva; también en la amistad que se renueva cada día, inspira seguridad y aleja la soledad de nuestras vidas.
La magia está en el tiempo que no se hace eterno, sino que rápidamente se escapa, queriendo regresar de nuevo, para que se dé otro reencuentro.
La magia está en el dibujo que expresa un sentimiento, en la canción que te arranca una emoción, en las letras que expresan lo que no puede pronunciar tu corazón.
La magia está en el aroma que tiene color, para que los ojos puedan sentirla, en el sonido que la piel percibe, en el paisaje que su propia melodía entona.
No dejemos que ásta magia se acabe, porque existen lazos mágicos que nos unen de corazón a corazón.
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