Y he sentido… una sublime sensación, de algo fundido mucho más profundamente, que habita en la luz de los soles ponientes, en el redondo océano y en el aire viviente. En el cielo azul y en la mente del hombre. Un movimiento y un espíritu que empuja, a todas las cosas pensantes y a todos los objetos del pensamiento y discurre por todas las cosas.
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