Yo, mujer…
débil y
fuerte
con anhelos
y penas
con
virtudes y defectos,
estrella
solitaria de las tardes,
un minuto
de soledad,
en un ahora
que de prisa se va.
Amada y
amante
gaviota sin
puerto
corazón de
fuego,
que sueña
el vuelo de la libertad,
poder
alcanzar el cielo con las manos,
aliviar las
penas de mi corazón
y en el
brillo radiante de una mirada
albergar
una ilusión.
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